viernes, 17 de julio de 2015

Interesante artículo de ASDRA sobre cuestiones de Inclusión - ¿Dónde estamos? ¿Hacia dónde queremos ir?

Comunicasdra julio de 2015

“Tranquility”: un caso para reflexionar, con profundidad, acerca de la inclusión

¿Es real hablar hoy de que hay mayor inclusión? La pregunta, está claro, pretende provocar. Y, sobre todo, para que reflexionemos profundamente en la dimensión que tiene su respuesta. Respuesta que debe tener el coraje de no confundir la enorme visibilización que tiene en la actualidad el colectivo de las personas con discapacidad en relación a un puñado de años atrás. Y esto gracias a los esfuerzos y acciones de las asociaciones de y para personas con discapacidad, como así también de muchas organizaciones de derechos humanos.
Según un reciente artículo del Washington Post, que fue citado en un excelente editorial de La Nación el miércoles último con el título “La eliminación del diferente”, se estima que el 92 por ciento de las parejas deciden abortar en Europa luego de conocer los resultados de los tests prenatales que indican que tendrán un bebé con síndrome de Down. Y este dato pone en el tapete el peligro que llevan consigo las biotecnologías, cuando los valores quedan de lado para que las políticas eugenésicas avancen sin límites… Y está bien expresar “sin límites”. Acá no se discute sólo el tema del aborto, sino también la atrocidad de eliminar deliberadamente a quienes son diferentes. Se trata de impedir que nazcan muchas personas que, si las dejaran, estarían muy gustosas de vivir tal cual son.

Un caso que generó una gran polémica al respecto ocurrió en Madrid el 11 de junio último, cuando la empresa Genoma exhibió un imponente cartel con el rostro de una hermosa niña con síndrome de Down. Allí promocionaba por 680 euros el  producto“Tranquility”, y con la siguiente leyenda: “El test de ADN fetal no invasivo más completo”. Fue tanta la condena que surgió por medio de las Redes Sociales en buena parte del mundo, que la empresa debió quitar esa gigantografía de inmediato.

El caso “Tranquility” es un excelente disparador, entonces, para intentar dar respuestas a la pregunta inicial. Por un lado, queda claro que para hablar de una genuina inclusión se debe avanzar muchísimo en el respeto a la vida en las propias familias –células de la sociedad- ; pero también, por otro lado, es evidente que ante estas situaciones la comunidad en general suele indignarse cuando observa que se pretenden avasallar los derechos de las personas más vulnerables. ¿Entonces? ¿Por qué tanta brecha entre lo que se suele hacer y se reclama? ¿Qué nos pasa con quienes son diferentes? Las respuestas tienen que estar bien lejos de la lógica facilista de que la causa principal está en el mercado o en las prácticas que fomenta aquél. El problema no es el mercado –que por supuesto influye en nuestras relaciones humanas-, sino en los valores de cada uno.

Es fundamental, entonces, trabajar para una “Ecología Humana” que tenga los siguientes pilares: el reconocimiento de la diversidad; el respeto a uno mismo y a los demás; y la responsabilidad para ser un agente de cambio de esta cultura contradictoria. Estos valores desde ASDRA, junto con Cascos Verdes, estaremos llevándolos en pocas semanas a los colegios de la Ciudad de Buenos Aires mediante nuestros instructores con discapacidad intelectual para contribuir, así, a la formación de Alumnos Ciudadanos.